Deudas invisibles, consecuencias reales: la economía digital arrincona a la generación Z

La transformación digital ha facilitado el acceso al dinero como nunca antes. Aplicaciones de pago, plataformas de crédito instantáneo y compras en un solo clic definen el comportamiento financiero de los más jóvenes. Pero este entorno, aparentemente práctico, está generando una crisis silenciosa: la generación Z, acostumbrada a moverse en lo virtual, está cayendo en una espiral de deuda que pocos logran dimensionar a tiempo.
Según cifras recientes del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, más del 15% de los jóvenes ha alcanzado el límite de sus tarjetas de crédito. Y ese dato es solo la punta del iceberg. Lo que está en juego no es solo un mal hábito de consumo, sino un sistema que promueve el gasto sin frenos y sin una comprensión real de sus consecuencias.
El problema no es únicamente la tecnología, sino el desfase entre el acceso al crédito y la educación financiera. En países como Colombia, el 81% de las personas no sabe cómo calcular una tasa de interés simple. Así, miles de jóvenes están utilizando productos financieros sin entender el verdadero costo de hacerlo.
Expertos alertan sobre el papel de las redes sociales como amplificadoras del problema: vivir por encima de las posibilidades se ha convertido en la norma, impulsado por modelos aspiracionales que rara vez reflejan la realidad. Lo que antes era un deseo ahora parece una obligación. Comprar no es una necesidad, es una respuesta emocional.
En una economía donde el dinero ya no se ve ni se siente, la deuda se vuelve imperceptible… hasta que estalla. La solución no está en evitar la tecnología, sino en formar ciudadanos capaces de usarla con criterio. Porque en esta nueva era, pagar con responsabilidad podría ser la verdadera revolución.