Nacidos entre 1997 y 2012, los jóvenes de la Generación Z enfrentan un panorama financiero preocupante. Su temprano acceso al crédito y la fuerte influencia de redes sociales los han llevado a asumir compromisos económicos sin comprender plenamente los riesgos que implican.

Según cifras de Datacrédito Experian, en 2023 los menores de 28 años adquirieron más del 25 % de las nuevas obligaciones financieras en el país. Esto, en gran parte, motivado por la presión social de mantenerse a la vanguardia en tecnología, moda y experiencias.

Expertos advierten que los pagos digitales han desdibujado la percepción real del gasto, generando consumos impulsivos y poco planeados. Además, la ausencia de una educación financiera sólida ha dejado a muchos jóvenes sin herramientas para manejar sus recursos con responsabilidad, agravando su fragilidad económica.